
¿A qué corresponde esta imagen?
Esto es un campamento informal de refugiados. Es gente que regresó a Afganistán, luego de haber vivido muchos años en Pakistán, huyendo de la guerra. Ellos ya no tenían dónde vivir en Kabul e hicieron su pequeño campamento en medio de esta chatarra de vehículos militares.
Ese día, el hombre, quien es uno de los refugiados de este lugar, estaba haciendo un fuego con los niños para calentarse un momento. Hacía frío, era finales del invierno, y les contaba historias y así estuvieron durante varios minutos, hasta que se hizo de noche.
¿Cómo se te ocurrió tomar la foto?
Yo ya había visto este campamento, había pasado varias veces por ahí, pero siempre al pasar los niños se me acercaban y conversábamos, y no tenía ninguna imagen natural, digamos. Esta vez, yo ya había pasado otras veces, estuve ahí un buen rato, y en un momento se olvidaron de mí y siguieron haciendol o suyo, y fue cuando apareció esta y otras imágenes.
¿Qué te transmite esta foto cuando la vez de nuevo?
Me habla a mí del sufrimiento de mucha gente, todavía en Afganistán, un país que ha sido un poco olvidado por los medios, por la ayuda internacional, después de algunos años ha bajado muchísimo.
Al comienzo, después de la invasión hubo mucha ayuda, hubo mucho interés, pero ahora ha bajado mucho y para los refugiados, para mucha gente no ha cambiado nada sus vidas. Pero más allá de eso, me habla de ese deseo de bienestar que tienen las personas, esa necesidad de estar bien, de entregarle un buen lugar a tus hijos, de superar los problemas, esos deseos de paz que hay en las personas.
¿Qué tipo de equipo usaste a la hora de tomar esta fotografía?
Es una Canon digital, una 20D.
¿Por qué fuiste a Afganistán?
Fui corresponsal de AP en Afganistán durante un año. Yo vivía en Kabul, y mi tarea para ellos era cubrir todos los eventos noticiosos que fuese posible en Afganistán. Dentro de este marco yo tenía muchísimo tiempo y disponibilidad para buscar historias y buscar otras imágenes que vayan contando lo que a mí me parecía importante, que era mostrar cómo se estaba viviendo en esa ciudad y mostrar ese otro Afganistán no violento que está en las noticias, sino ese Afganistán del que te hablaba recién, de esa gente que quiere superar sus problemas, gente como todos nosotros que sólo quiere paz y reconstruir sus vidas.
Ese trabajo, precisamente, te ganó el premio Leica Oskar Barnack, en su edición 2006, pláticanos de ese premio. ¿Qué significa para ti?
Es un reconocimiento superimportante. El tema me parece muy interesante: sobre la relación del hombre con su medio ambiente. Y no es netamente prensa. Para mí lo más importante durante este año fue fotografiar nuestra humanidad, queriendo salir de un medio difícil, de momentos difíciles. Ese fue para mí el tema durante ese año en Afganistán, y bueno coincidió mucho con lo que buscaba Leica.
Por supuesto que es muy bueno haber ganado el premio, genera mucho interés en la gente, en los editores, he recibido muchos emails de felicitaciones, y da la confianza finalmente de que el trabajo que uno hace tiene sentido.
¿Además del reconocimiento que te dan, hay un premio en efectivo? ¿En qué consiste en términos materiales?
Primero te invitan al Festival de Arles, en Francia, que es donde se anuncia el premio. Y el premio consiste en 5,000 euros o equipo Leica por la misma cantidad. Yo elegí el equipo Leica.
El título de tu trabajo premiado es "Kabul: Dejando las Sombras", ¿por qué este título?


En mi fotografía pongo especial atención en la luz. Es un elemento protagonista dentro de mis imágenes, y refleja un poco la situación de Afganistán luego de su década de guerra, en la que, al menos hasta el año pasado, había como un respiro. Había, efectivamente, una luz al final de ese camino. Lamentablemente la situación sigue muy difícil, muere mucha gente, todavía por combates armados, y, bueno, es esa esperanza de un pueblo de dejar un pasado bélico, desastroso.

Varias de tus fotografías muestran imágenes de paz y alegría en un contexto de destrucción, ¿buscas deliberadamente ese contraste?
Pienso que al encontrarme con situaciones como ésa, eso es lo que me resulta interesante, es lo que tiene resonancia en mí, por alguna razón, esas escenas me provocan sentimientos, y claro, luego el momento de formar la historia con estas imágenes, son una piedra angular dentro del relato. Para mí reflejan mucho la idiosincracia de los afganos. Son gente tremendamente pacífica, son gente feliz. Están pasando por un momento dificíl dentro de su historia como país.
¿Hay alguna fotografía en especial que sea tu favorita?
Hay una que es quizás la menos informativa. Es la imagen que probablemente tiene menos contenido. Es la fotografía de un árbol, en un crepúsculo en invierno. Es un árbol sin hojas que vi desde la ventanilla de un automóvil en movimiento, y hay un cielo azul, un poco tormentoso, bien oscuro. Y un árbol que provoca un sentimiento de soledad, de abandono o de tristeza, de dureza, de sufrimiento...

¿Qué pasa por tu mente cuando ves la oportunidad de una foto?, ¿qué emociones hay en ti cuando haces clic y sabes que tienes una buena foto?
Concentrarse. Preocuparse bien de estar midiendo bien la luz, ajustar la cámara, y preocuparse de los cambios que van sucediendo en esa imagen, y seguir captando lo que va pasando en el momento. Encuadrando, siempre en movimiento, siempre entra alguien, sale alguien, o hay una mirada, o hay un gesto. La luz va bajando, se va moviendo, todo eso... me concentro y trato de seguir registrando constantemente esa imagen que me interesó.
Son fotografías muy artísticas, con juego de sombras y contrastes muy bellos, dime, ¿es arte o periodismo?
No sé, fueron hechas dentro de un contexto de periodismo, lo cual me ponía muy orgulloso, me da mucha satisfacción, el saber que estas fotografías eran publicadas por periódicos en muchos países del mundo. Era muy satisfactorio mostrar imágenes tan distintas, pero que sí daban, sí provocaban algo en la gente. Son imágenes sutiles, que hablan de una belleza y a traves de eso hablan de un pueblo especial.
¿Por qué eres fotógrafo Tomás Munita?, ¿cuál es el sentido que le das a tu labor?
Pienso que empecé como fotógrafo, queriendo aprender a entender cosas... a apreciar la belleza y... dejarme llevar por esto que ser fotógrafo significa. Te lleva a conocer mucha gente, a hacer muchas prerguntas, a hacerte muchas preguntas. Te lleva a querer descubrir y a entender el por qué de muchas cosas, visitar culturas distintas, situaciones distintas, no necesariamente difíciles. Las ganas de fotografiar me llevaron a viajar durante mucho tiempo, y de alguna manera, casi por accidente, terminé haciendo fotografía periodística y encontré que tiene un potencial comunicativo gigantesco.
¿En qué otros lugares te gustaría trabajar?
Llevo muchos años yendo a Bolivia, haciendo un ensayo en la ciudad de Potosí, una ciudad que tiene un pasado histórico impresionante y muy elocuente.
Me gusta trabajar en Centroamérica, tengo muchas ganas de volver a Afganistán. Ahora vuelvo a Asia, vuelvo a India, quiero volver a ver los nomades con los que estuve trabajando un tiempo.
¿Crees que la fotografía hace alguna diferencia?, ¿cambia la realidad?
No..., pero, cuenta lo que sucede y eso es importante que se haga.
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